viernes, 23 de junio de 2017

Invisible pero presente

Presente en todo momento


(Salmos 73:21-26)

Recuerdo que en muchas ocasiones cuando acontecían en mi vida sucesos que yo definía como malos, le decía a Dios: si realmente existes ¿Por qué no te apareces y solucionas esto?¿Por qué permites que pase? ¿Por qué a mí? Siempre esperaba que Dios apareciera con una espada poderosa y una larga capa, para proteger mi vida y las de mis familiares. Otras veces, esperaba con ansias, ese gran vozarrón diciéndome: tranquilo, estoy contigo, yo lo soluciono. Ni uno ni lo otro sucedía. Con el pasar de los días, los problemas se solucionaban y yo pedía perdón al Creador por mis palabras. No sé cuántas veces se repitió esta misma situación: yo molestándome por lo sucedido, Dios obrando de manera invisible y otra vez yo, pidiendo perdón por mis palabras. Con el tiempo aprendí que, Dios no era un justiciero de película, con una espada larga y afilada y un escudo de colores inquebrantable, al cual yo podía ver y tocar, no, no era así. Sin embargo, siempre estaría ahí luchando por mí, por mi familia, por los que piden su ayuda y por los que no; sus armas son mejores y más resistentes que una capa, una espada y una armadura.
De cada momento "malo", sin mediar palabra, el Señor siempre me dejó un consejo. Los momentos de necesidad, soledad o enfermedad únicamente han servido para aumentar mi fe, para conocer más a Dios y para darme cuenta que las cosas de este mundo son pasajeras, en cambio, las de Dios permanecen para siempre.
Este aprendizaje acerca del obrar de Dios y de cómo se ve, no es nuevo, el salmista Asaf (director de coro en la época del rey David) ya lo había experimentado miles de años atrás, he aquí el salmos:

21 Yo estuve lleno de amargura
y en mi corazón sentía dolor,
22 porque era un necio que no entendía;
¡era ante ti igual que una bestia!
23 Sin embargo, siempre he estado contigo.
Me has tomado de la mano derecha,
24 me has dirigido con tus consejos
y al final me recibirás con honores.
25 ¿A quién tengo en el cielo? ¡Sólo a ti!
Estando contigo nada quiero en la tierra.
26 Todo mi ser se consume,
pero Dios es mi herencia eterna
y el que sostiene mi corazón.

Recuerda: Dios está contigo en todo momento, él pelea y lucha por ti, aunque no lo puedas ver, él está ahí. Dios te ama, no te abandonó antes, tampoco lo hará hoy. ¡Sigue confiando!
.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario